En medio de los fuertes incidentes que hubo en la previa de la final de la Copa Américaentre Colombia y Argentina, el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) y director de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), Ramón Jesurún quedó detenido por la policía de Miami junto a su hijo Ramón Jamil. De todas formas, horas más tarde, ambos fueron liberados tras pagar una fianza de 200 y 100 dólares, respectivamente.
Mientras miles de hinchas intentaban entrar al Hard Rock Stadium -algunos con su entrada y muchos otros sin- la máxima autoridad del fútbol colombiano fue captado en un video forcejeando con varias personas en la zona de gradas. Su yerno intentaba retirarlo del lugar mientras la situación escalaba, llegando a intercambiarse golpes entre los presentes, por lo que tuvieron que intervenir las fuerzas policiales.
Según los testimonios, el dirigente intentó entrar a uno de los ascensores, a pesar que desde la organización habían decidido darle prioridad a los argentinos. En este contexto, Ramón Jamil agarró por el cuello a un guardia de seguridad encargado de contener a la multitud, lo tiró al suelo le dio una piña y una patada en la cabeza, detallaron los informes de la policía.
La detención de una figura tan prominente en el fútbol colombiano agrega un nuevo nivel de controversia a una Copa América marcada no solo por los incidentes, sino también por los numerosos problemas en la organización.
Fuertes incidentes en la previa de la final de la Copa América
Antes del inicio de la final de la Copa América, en la que la Selección argentina se consagró nuevamente campeona luego de ganarle a Colombia por 1-0 en el tiempo extra con gol de Lautaro Martínez, hubo fuertes disturbios en las afueras del estadio que llevaron a una situación caótica y provocaron que se demorara el inicio del encuentro una hora y quince minutos.
Según se pudo ver en un video que se viralizó en redes sociales, los colombianos rompieron varias vallas de contención en las proximidades del Hard Rock Stadium de Miami.
La policía cerró el estadio y cientos de hinchas no pudieron ingresar a ver el partido, a pesar de contar con sus entradas. Reportaron la detención de 27 aficionados y la expulsión de otros 55 del escenario deportivo, que contó con la presencia de más de 800 agentes policiales.
La CONMEBOL buscó desligarse de los incidentes y señaló que las autoridades del Hard Rock Stadium no siguieron sus recomendaciones de procedimiento ante la avalancha de aficionados.
